En la situación del aula se pueden dar las siguientes
sugerencias específicas:
1. Haga saber al niño que se interesa por él
y que desea ayudarle. Él se siente inseguro y preocupado por las reacciones del
profesor.
2. Establezca criterios para su trabajo en
términos concretos que él pueda entender, sabiendo que realizar un trabajo sin
errores puede quedar fuera
de sus posibilidades. Evalúe sus progresos en comparación con él mismo, con su
nivel inicial, no con el nivel de los demás en sus áreas deficitarias. Ayúdele
en los trabajos en las áreas que necesita mejorar.
3. Déle atención individualizada
siempre que sea posible. Hágale saber que puede preguntar sobre lo que no
comprenda.
4. Asegúrese de que entiende las tareas, pues
a menudo no
las comprenderá. Divide las lecciones en partes y comprueba, paso a paso, que
las comprende ¡Un disléxico no es tonto! Puede comprender muy bien las instrucciones verbales.
5. La información nueva, debe repetírsela más de una
vez, debido a
su problema de distracción, memoria a
corto plazo y a veces escasa capacidad de atención.
7. Necesitará ayuda para relacionar los conceptos nuevos con la
experiencia previa.
8. Déle tiempo: para organizar sus pensamientos, para terminar su
trabajo. Si no hay apremios de tiempo estará
menos nervioso y
en mejores condiciones para mostrarle sus conocimientos. En especial para copiar de
la pizarra y
tomar apuntes.
9. Alguien puede
ayudarle leyéndole el material de
estudio y en especial los exámenes. Muchos disléxicos compensan los primeros
años por el esfuerzo de unos padres pacientes y comprensivos en leerles y
repasarles las lecciones oralmente.
Si lee para obtener información o para practicar, tiene que hacerlo en
libros que estén al nivel de su aptitud lectora
en cada momento.
Tiene una dificultad tan real como un niño
ciego, del que no se espera que obtenga información de un texto escrito normal. Algunos
niños pueden leer un pasaje correctamente en voz alta, y aún así no comprender el significado del texto.
10. Evitar la corrección sistemática de todos los errores en su
escritura. Hacerle notar aquello sobre los que se está trabajando en cada
momento.
11. Si es posible hacerle exámenes orales,
evitando las dificultades que le suponen su mala lectura, escritura y capacidad organizativa.
12. Tener en cuenta que
le llevará más tiempo hacer
las tareas para casa que a los demás alumnos de la clase. Se cansa más que los
demás. Procurarle un trabajo más ligero y
más breve. No aumentar su frustración y rechazo.
13. Es fundamental hacer observaciones
positivas sobre su trabajo, sin dejar de señale aquello en lo que necesita mejorar y
está más a su alcance. Hay que elogiarlos y alentarlos siempre que sea posible.
14. Es fundamental ser consciente de la necesidad que tiene de que se desarrolle su
autoestima. Hay que darles oportunidades de que hagan aportaciones a la clase.
Evite compararle con otros alumnos en términos negativos. No hacer jamás
chistes sobre sus dificultades. No hacerle leer en voz alta en público contra su
voluntad. Es una buena medida el encontrar algo en que el niño sea especialmente
bueno y desarrollar su autoestima mediante el
estímulo y el éxito.
15. Hay que considerar la posibilidad, como
se ha dicho antes, de evaluarle con respecto a sus propios esfuerzos y logros,
en vez de avaluarle respecto de los otros alumnos de la clase. (Es la misma filosofía de las adaptaciones curriculares). El sentimiento de obtener éxito
lleva al éxito. El fracaso conduce al fracaso (profecía que se auto-cumple)
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